Johnson & Johnson del Ecuador, buscaba desde el 2014 reubicar sus oficinas en Quito. Sin embargo, el cambio no se concretaba porque, como sucede en muchas multinacionales, no lograban las aprobaciones de CAPEX para financiar el proyecto. La necesidad de cambio surge porque las oficinas actuales se encontraban, en un edificio antiguo que no cumplía con normas de seguridad requeridas. Adicionalmente, su infraestructura se deterioraba constantemente por la falta de inversión del propietario. Sumado a estos factores, la incorporación de otra línea de negocio a su operación en el país complicó más las cosas en términos de espacio, lo que obligó a ubicar a la nueva operación en un edificio diferente. En este contexto, toma forma el proyecto “One J&J, Ecuador”, que buscaba unificar todas las operaciones en Ecuador.